Tras unos meses en los que el objetivo principal era la recuperación de la escápula y del tono muscular, a mediados de noviembre dimos un salto al siguiente paso: la reincorporación a los entrenamientos. Aquí os detallo cómo fue la rehabilitación de manera resumida hasta ahora :D
El primer mes desde la caída estuve en reposo completo inmovilizada, y a mediados de septiembre empecé a quitarme el cabestrillo para mover un poco el brazo. Gracias a los fisios de la Blume, Jose Antonio Bodoque, María Acevedo, el Centro Médico con Paz y Zigor Montalvo, y las recomendaciones del Doctor Tomás Fernández Jaén, comencé una rutina de ejercicios de movilidad que repetía todos los días, poco a poco añadiendo dificultad y algo de peso.
A principios de octubre probé a tocar las tres disciplinas, muy suave, rodillo, correr y nadar; esta última aún solo con un brazo y remadas, hasta que pude hacer nado completo.
Finalmente, fue a mediados de noviembre cuando me reincorporé al grupo de entrenamiento, ya sin ninguna molestia, aunque se notó el haber hecho una parada tan larga sin entrenar. Poco a poco, me fui adaptando a los ritmos, siempre sin olvidar mis ejercicios de mantenimiento de la espalda, y mi cuerpo fue asimilando los entrenamientos.
Aún queda mucho que hacer, pero vamos por el camino, y ¡siempre disfrutando!